jueves, 11 de agosto de 2011

El Pasaje Rivarola (Buenos Aires)


El recorrido puede continuar en las cercanías, más precisamente en los cien metros que unen las calles Bartolomé Mitre con Tte. Gral. Juan D. Perón, entre Talcahuano y Uruguay. El Pasaje Rivarola, construido en los inicios de la década del 20 por la firma Petersen, Thiele y Cruz, una muestra antológica de la arquitectura secreta de Buenos Aires. Como en un efecto de espejo, muestra a lo largo de su única cuadra frentes idénticos. Cada fachada, desde las vidrieras de los locales y las entradas de los edificios hasta las cúpulas de las esquinas y los balcones, tiene su correspondiente réplica en la vereda de enfrente. Es réplica de una calle francesa


Un verdadero hallazgo que pocos porteños conocen y que vale la pena recorrer. En sus veredas abundan las casas de instrumentos musicales y las imprentas, pero el local que más llama la atención es una antigua relojería conocida como “La Chacarita de los relojes”. Visitada por coleccionistas de todo el mundo, es un auténtico santuario en cuya vidriera yacen apiladas y colgadas piezas oxidadas de todos los tiempos, variedad y orígenes.


A la simetría se la califica muchas veces como sinónimo de aburrido, pero para mí este no es el caso: el Pasaje Rivarola es una calle de sólo una cuadra en el centro de Buenos Aires y todo es perfectamente simétrico: cada vereda es el espejo exacto de la de enfrente y la cuadra entera está coronada por 4 cúpulas idénticas.
En la década del 40 se llamaba Pasaje la Rural

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