viernes, 26 de agosto de 2011

Una brújula sencilla


Necesitaremos un imán cualquiera y una aguja de coser. Apoyamos la aguja sobre una mesa y, sosteniéndola firmemente, la frotamos varias veces con uno de los polos del imán, pero siempre en el mismo sentido, por ejemplo desde el ojo hacia la punta de la aguja. Luego pegamos la aguja a un trocito de cartón, o de corcho, o de madera balsa, etc. de manera que el conjunto flote al ponerlo en la superficie del agua contenida en un vaso o taza de boca ancha (cuidando que no se "pegue" a un borde por tensión superficial), Veremos que la aguja, ahora convertida en un pequeño imán, gira hasta ubicarse en la dirección Norte-Sur. Si caminamos llevando nuestra brújula, veremos que la aguja permanece siempre alineada en la misma dirección.

Lo que ocurre es que la aguja imantada se orienta según el campo magnético de nuestro planeta Tierra, que se comporta como un enorme imán, con sus correspondientes polos Norte y Sur.

Astrolabio astronómico del Siglo XVI


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